jueves, 24 de noviembre de 2011

PRÁCTICA 4. Pilar Pérez Martinez y Lydia Tébar García

SONDAJE NASOGÁSTRICO
El  sondaje nasogástrico (SNG) consiste en la introducción de un tubo flexible (de silicona, polivinilo o poliuretano)  en el estómago del paciente a través de una de las fosas nasales.
Esta técnicas está indicada para la administración de alimentación enteral  (compuesta por principios inmediatos)  y gástrica (dieta normal), para la administración de medicamentos, lavados gástricos y para aspirar el contenido gástrico.
Los recursos materiales necesarios para llevar a cabo esta técnica son los siguientes:
-          Sonda nasogástrica (SNG)
-          Guantes no estériles
-          Lubricante hidrosoluble y evitación de lubricantes con base oleosa
-          Gasas
-          Jeringa de  ml
-          Esparadrapo hipoalergénico
-          Bolsa de drenaje
-          Fonendoscopio
-          Toalla o empapador desechable
-          Vaso de agua
Una vez preparado el material procedemos a la  preparación e introducción de la SNG al paciente. El procedimiento a  seguir es el siguiente:
Antes de comenzar debemos de elegir la SNG adecuada, en el caso de alimentación  gástrica elegiremos las de polivinilo que son más gruesas y rígidas (SNG de Levin), para la introducción de alimentación enteral en perfusión continua escogeremos una sonda de poliuretano y silicona que es más fina y elástica (SNG de Salem).
Debemos explicar al paciente en qué consiste la técnica ya que va a ser necesaria su colaboración. Colocamos al paciente en decúbito supino con el cuerpo un poco inclinado o  también puede estar de pie, aunque esta última resulta más incómoda para el paciente.
Procedemos a la preparación del material sobre un campo estéril, pues aunque la técnica no es estéril incluye medidas asépticas.
Posteriormente cubrimos el pecho del paciente con la toalla, nos lavamos las manos y nos colocamos los guantes primero el de la mano no dominante y después el de la mano dominante.
Retiramos las prótesis dentales y piercing y examinamos los orificios nasales para comprobar su permeabilidad, escogiendo el orificio por el que respire peor.
Determinamos la longitud de la SNG midiendo la distancia desde la punta de la nariz al lóbulo de la oreja (nos indica a qué altura se encuentra la epiglotis), y de ahí a la apófisis xifoides.
Procedemos a la introducción de la SNG por el orificio nasal elegido, dirigiéndola hacia abajo lentamente y haciéndola progresar con un suave movimiento rotatorio. Cuando el tubo flexible llegue a la epiglotis le diremos al paciente que trage saliva, o le daremos de beber del vaso de agua que habíamos preparado anteriormente para impedir el paso de la SNG a la vía respiratoria.
Con la jeringa aspiramos el contenido gástrico  para saber si se ha introducido correctamente, también insuflamos aire con la jeringa de 50 ml por la sonda colocando el fonendoscopio en el epigastrio y si se oyen un ruido sibilante o gorgoteante también indica que la sonda está bien introducida.
Seguidamente fijamos la sonda con un esparadrapo y tiramos suavemente de ella para comprobar que no se desplaza.
Finalmente conectamos la sonda nasogástrica a una bolsa de drenaje, a un sistema de alimentación continua, a una bomba de infusión o la cerramos con el fiador.
Para retirar la sonda, la pinzamos, quitamos el esparadrapo y retiramos la sonda suavemente, con un movimiento continuo y rápido.
Entre las complicaciones que pueden aparecen en la introducción de una SNG podemos citar; úlceras por presión en la nariz, infecciones, epístaxis, salida accidental de la sonda, ulceración esofágica...

No hay comentarios:

Publicar un comentario