domingo, 6 de noviembre de 2011

Lydia Tébar García

BIBLIOGRAFÍA
-          Uribe Esquivel M, García Compeán D. Encefalopatía y coma hepáticos. En: Vilardell F, Rodés J, Malagelada J. R, Moreno E, Pajares J. Mª, Pérez Mota A, Puig La Calle J. Enfermedades digestivas. Madrid: Ediciones CEA, S. A; 1990. P. 1859-1871.
-          Cabrera J, Blei A.T. Encefalopatía hepática. En: Vilardell F, Rodés J, Malagelada J. R, Moreno E, Pajares J. Mª, Pérez Mota A, Puig La Calle J. Enfermedades digestivas: Hígado y vías biliares. Madrid: Libros Princeps. Biblioteca aula medica; 1998. P. 1885-1894.
He escogido estos dos libros porque ambos me aportan la información necesaria sobre este síndrome, además de que en el segundo plasma de una manera muy clara los estadios de la encefalopatía hepática.

ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA II
Para intentar comprender los mecanismos probables de la encefalopatía y el coma hepático hay que aceptar que el funcionamiento cerebral normal requiere de la integridad de las estructuras anatómicas, aporte energético adecuado, terminaciones y trasmisión sináptica adecuadas y medio ambiente adecuado para la función neuronal.
-          Alteraciones anatómicas en pacientes con encefalopatía y coma hepático, como son el aplanamiento de las circunvoluciones cerebrales, dilatación de los ventrículos, edema, hemorragia cerebral, aunque estas alteraciones también se han encontrado en pacientes con enfermedad de Parkinson, enfermedad de Wilson y en la esclerosis múltiple.
-          Metabolismo energético cerebral. En estos pacientes el consumo de oxigeno y la utilización de glucosa se encuentra a un 50 por 100del valor normal.
-          Trastornos en la neurotransmisión, como es la formación de metabolitos nitrogenados tóxicos durante la aparición de daño hepático.
-          Alteraciones en el medio ambiente, ya que consta que diversas sustancias son capaces de producir cuadros de encefalopatía, como es por ejemplo la carne.
La alteración de cualquiera de estos factores puede modificar el estado de conciencia.

Existen diferentes escalas para evaluar la gravedad y la evolución de la encefalopatía hepática, las cuales se basan exclusivamente en los síntomas clínicos que presentan los pacientes.
La más utilizada es la de Parson-Smith, modificada por Conn-Lieberthal. Se basa en los niveles de conciencia, las capacidades intelectuales y el comportamiento, pero no incluye las alteraciones neuromusculares. A grandes rasgos esta escala se resume en:
-          Estadio I: Confusión leve, cambio de humor, conducta inapropiada, déficit de atención, alteraciones del ciclo sueño-vigilia.
-          Estadio II: Somnolencia, gran dificultad para practicar tareas mentales, desorientación temporal.
-          Estadio III: Amnesia, agitación psicomotriz, dormido aunque se le puede despertar.
-          Estadio IV: Coma.

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