martes, 8 de noviembre de 2011

BIBLIOGRAFIA 6. Miguel Angel Carpio Moreno

ALTERACIONES DERMATOLOGICAS: PÉNFIGO
BIBLIOGRAFIA:
+ Suzanne C.O, Brenda G.B. “Brunner y Suddarth. Enfermería médico-quirúrgica.” Vol. 2. 10ª ed. México: Mc Graw Hill. 2005

Me he dirigido a esta bibliografía ya que la había tratado antes y me sirvió de gran ayuda por su fácil abordaje y sencillez a la hora de explicar los temas.

Es una enfermedad cutánea grave que se caracteriza por la aparición de ampollas o vesículas de diversos tamaños en piel y membranas mucosas por lo demás normales. Los datos disponibles indican que el pénfigo es una enfermedad autoinmunitaria en la que participa la inmunoglobulina G. Se cree que el anticuerpo del pénfigo se dirige contra un antígeno específico de superficie celular de las células epidérmicas. La reacción antígeno-anticuerpo da lugar a la formación de una vesícula y el grado de anticuerpo sérico determina la gravedad de la enfermedad. El trastorno por lo general ocurre a mediados o a finales de la vida adulta. Puede guardar relación con penicilinas y captoprilo y con miastenia grave.

MANIFESTACIONES CLINICAS

Al principio de la enfermedad, en la mayoría de los pacientes aparecen lesiones focales en forma de erosiones de forma irregular, dolorosas, que sangran fácilmente y cicatrizan con lentitud. Las vesículas cutáneas crecen, se rompen y dejan grandes áreas erosionadas y dolorosas acompañadas por costras y drenaje. Es característico que emane un olor desagradable de las vesículas y del exudado sérico. También surgen vesículas o exfoliación de la piel no afectada cuando se presiona en forma mínima (signo de Nikolsky). La piel erosionada cicatriza con lentitud, de modo que es factible que resulten afectadas grandes áreas del cuerpo.

COMPLICACIONES

Las más comunes se presentan cuando el proceso patológico se extiende. Cuando las ampollas exudan, se revientan o dejan zonas denudadas abiertas al medio, las bacterias de la piel penetran con relativa facilidad. Cuando las ampollas revientan, se produce un desequilibrio de líquidos y electrolitos  por la pérdida de líquido y proteínas. Si el proceso de la enfermedad incluye áreas extensas de la piel y membranas mucosas, no es raro que se desarrolle hipoalbuminemia.

TRATAMIENTO

Los objetivos son controlar la enfermedad con la mayor rapidez posible a fin de prevenir la pérdida de suero y la aparición de infecciones secundarias, además de mejorar la repitelización de la piel.

Se administran corticoesteroides, acompañados por un antiácido para prevenir las complicaciones gástricas, en grandes dosis para controlar el padecimiento y prevenir la aparición de vesículas cutáneas. En algunos casos el tratamiento con corticoesteroides ha de mantenerse de por vida.

Los inmunosupresores, como azatioprina, ciclofosfamida y compuestos de oro, facilitan el control de la enfermedad y permiten prescribir dosis más bajas de esteroides. La plasmaféresis (reinfusión de plasmacitos tratados) disminuye en forma transitoria las concentraciones séricas de anticuerpos y se han empleado con éxito variable, aunque suele reservarse para casos en que peligra la vida.


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