jueves, 27 de octubre de 2011

Sara Cabañero Rubio

Bibliografía:



Una infección es el resultado de una invasión de microorganismos en el cuerpo, tales como bacterias, virus u hongos. Las infecciones pueden ser leves, como es el caso de un resfriado común, o pueden llegar a ocasionar la muerte si no se administra un tratamiento a tiempo, como puede ocurrir con la rabia o el cólera. Las infecciones pueden ser localizadas cuando afectan una pequeña área del cuerpo, cuando las infecciones afectan todo el organismo se consideran generalizadas, como ocurre con la gripe. Las infecciones son provocadas por microbios que invaden el organismo y se multiplican y difunden en él de diferentes maneras. Estos, para reproducirse, utilizan diversas sustancias nutritivas y, algunos de ellos, oxígeno, que sustraen a las células del organismo invadido. Los microbios pueden obstruir los vasos sanguíneos o los conductos, y producen materiales de desecho que son tóxicos para el organismo infectado. Como resultado de la infección aparece la inflamación.
La inflamación  es la forma de manifestarse de muchas enfermedades. Se trata de una respuesta inespecífica frente a las agresiones del medio, y está generada por los agentes inflamatorios. La respuesta inflamatoria ocurre sólo en tejidos conectivos vascularizados  y surge con el fin defensivo de aislar y destruir al agente dañino, así como reparar el tejido u órgano dañado. Se considera por tanto un mecanismo de inmunidad innata, estereotipado, en contraste con la reacción inmune adaptativa, específica para cada tipo de agente infeccioso.  En la respuesta inflamatoria se produce: dilatación de los vasos sanguíneos con lo que llega más sangre y por tanto, más leucocitos a la zona infectada, y aumento de la permeabilidad vascular lo que facilita la salida de plasma y células sanguíneas.

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