domingo, 30 de octubre de 2011

BIBLIOGRAFIA 1. Miguel Angel Carpio Moreno

VALORACION DEL PACIENTE EN ENFERMERIA

Resumen: A la hora de definir el término de valoración enfermera, no hemos encontrado una única definición consensuada internacionalmente, aunque hemos podido comprobar que  la mayoría de las  autoras suelen referirse a ella, de forma generalizada como:  un proceso planificado, sistemático,  continuo y deliberado de recogida e interpretación de información que permite determinar la  situación de salud que están viviendo las personas y su respuesta a esta.

Palabras clave: valoración del paciente, entrevista, exploración física, recogida de datos.

La valoración es, a parte de un punto muy importante relación enfermera-paciente ya que es el método por el cual la enfermera empieza a “ganar” la confianza del paciente, es la recogida sistemática y continua, organización, validación y registro de los datos (información). En efecto, la  valoración es un proceso que se realiza en todas las fases del proceso de enfermería. Todas las fases del proceso de enfermería dependen de una recogida precisa y completa de datos. Existen cuatro tipos de valoraciones: la valoración inicial, la valoración centrada en el problema, la valoración urgente y la revaloración tras un tiempo. Las valoraciones varían en función de su objetivo, momento, tiempo disponible y estado del paciente.

Las valoraciones de enfermería se centran en las respuestas del paciente a un problema de salud. Por tanto, los profesionales de enfermería deben pensar de forma crítica sobre qué valorar. La Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations (2005) exige que cada paciente cuente con una valoración inicial que consiste en una anamnesis y una exploración física realizadas y registradas en las 24 horas siguientes al ingreso hospitalario.
Una de las partes más importantes de la valoración es la obtención de datos, que consiste en el proceso de adquisición de la información sobre el estado de salud del paciente. Debe ser sistemática y continua para evitar la omisión de datos significativos y reflejar el estado de salud cambiante del paciente.
Los datos del paciente deben incluir los antecedentes (cirugías anteriores, prácticas de sanación tradicionales, enfermedades crónicas…) , así como los problemas actuales (dolor, nauseas, patrones del sueño, prácticas religiosas…). Para recoger los datos con precisión se debe contar con la participación activa de la enfermera y el paciente. Los datos pueden ser subjetivos u objetivos y de tipo constante o variable y se pueden obtener de una fuente primaria o secundaria.

Los datos subjetivos denominados también síntomas, sólo resultan aparentes para la persona afectada y sólo dicha persona puede describirlos o comprobarlos. Estos datos incluyen la sensación, sentimientos, valores y creencias.
Los datos objetivos se llaman también signos y pueden ser detectados por el observador o medidos y confirmados frente a un estándar aceptado. Se puede ver, escuchar, palpar u oler y se pueden identificar mediante la observación o exploración física.

Los datos constantes  son informaciones que no se modifican a lo largo del tiempo, como la raza o el grupo sanguíneo.
Los datos variables se pueden modificar con rapidez, con frecuencia o en pocas ocasiones e incluyen aspectos como la presión arterial, la edad y la intensidad del dolor.

Los datos pueden proceder de fuentes primarias, que es el paciente, y de fuentes  secundarias que lo son los familiares.

Con los datos obtenidos se procede a lo que se denomina la organización de datos. La mayoría de las facultades de enfermería e instituciones sanitarias ha desarrollado su propio formato de valoración estructurado. Muchos se basan en modelos o estructuras de enfermería seleccionados, como lo son la estructura patrón de salud funcional de Gordon, el modelo de autocuidado de Orem y el modelo de adaptación de Roy.

La información obtenida durante la fase de valoración debe ser completa, objetiva y precisa. La validación es el acto de <<comprobar dos veces>> o verificar los datos para confirmar que son precisos y objetivos.
Esto ayuda al profesional de enfermería a diferenciar entre pistas, que son datos objetivos o subjetivos que observa directamente el profesional, e  inferencias, que son la interpretación del profesional de enfermería basadas en las pistas.
Para completar la fase de valoración, el profesional de enfermería registra los datos del paciente. El registro preciso es fundamental, y debe incluir todos los datos recogidos sobre el estado de salud del paciente. Los datos se recogen de forma objetiva y no los interpreta el profesional de enfermería.

BIBLIOGRAFIA:
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