domingo, 30 de octubre de 2011

BIBLIOGRAFIA 2. Miguel Angel Carpio Moreno

INFLAMACIÓN E INFECCIÓN

Una infección se origina cuando el organismo es invadido por un agente patógeno, como un virus o una bacteria. Pueden ser leves, como es el caso de un resfriado común, o pueden llegar a ocasionar la muerte si no se administra un tratamiento a tiempo, como puede ocurrir con la rabia.

Las infecciones pueden ser locales cuando afectan una pequeña área del cuerpo, como, por ejemplo, un absceso, o un sistema, como la neumonía, que sólo afecta los pulmones; cuando las infecciones afectan todo el organismo se consideran general como ocurre con la gripe o con la brucelosis (fiebre de Malta).
Para que un germen invasor produzca una infección en el huésped debe ser capaz de superar los mecanismos de protección del sistema inmunitario desde las estructuras locales de barrera como la piel y las mucosas, la flora bacteriana local y los elementos de vigilancia inmunitaria. Una vez en el interior del organismo, los patógenos se reproducen, diseminan y lesionan los tejidos orgánicos tanto por invasión directa como por producción de toxinas químicas.
Las formas que tiene el ser humano para defenderse frente a la infección pueden ser inespecíficas (integridad de la piel y mucosas) y específicas (vacunación).

La inflamación  consiste en una respuesta inespecífica frente a las agresiones del medio, y está generada por los agentes inflamatorios. La respuesta inflamatoria ocurre sólo en tejidos conectivos vascularizados y surge con el fin defensivo de aislar y destruir al agente dañino, así como reparar el tejido u órgano dañado.
Cuando un tejido es dañado, por un golpe, por ejemplo, sus células liberan histamina, que produce la dilatación de los vasos sanguíneos y, por consiguiente, el aporte de grandes cantidades de sangre hacia el área afectada. Además, los tejidos inflamados liberan líquido intracelular, conocido como exudado inflamatorio, que puede acumularse infiltrando los tejidos y dificultando o imposibilitando el funcionamiento del órgano o de la región afectada.

Las inflamaciones pueden ser agudas cuando presentan un período de hinchazón, dolor e incapacidad crecientes, que luego disminuyen en poco tiempo, y crónicas cuando se prolongan durante meses o años, presentando períodos de mayor o menor intensidad.
La inflamación se caracteriza por mostrar cuatro síntomas claros para su diagnóstico:
Calor, rubor, tumor e hinchazón.

BIBLIOGRAFIA:
Me he centrado en estas fuentes de información porque me han parecido muy útiles a la vez que sencillas a la hora de explicar los procesos de los que se ha hablado anteriormente.

+Arthut C. Guyton, John E. Hall, Tratado de Fisiología médica, 11ª Ed, Elsevier, Madrid, 2006.

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