lunes, 31 de octubre de 2011

Lydia Tébar García

BIBLIOGRAFÍA
-       Carpenito, Lynda Juall. Planes de cuidado y documentación en enfermería. Ed. Nueva York: Interamericana McGraw-Hill, 1994
-       Donna D. Ignatavicius, Marilyn Vamer Baine. Manual de enfermería médico-quirúrgica: planteamiento para mejorar el proceso de enfermería. Ed. México, Interamericana McGraw-Hill, cop, 1995.


VALORACIÓN DEL PACIENTE EN ENFERMERÍA
  La valoración es el primer paso a seguir en el proceso de cuidados de enfermería para obtener datos de paciente con el fin de determinar los problemas de salud.
Se pueden plantear dos formas de valoración: la general y la específica. En el caso de la general, las cuestiones  y las exploraciones sobre el paciente tendrán un sentido global, en cambio en la específica todas las actuaciones de la enfermera estarán referidas a un problema concreto, y todo girara en torno a él.
 La obtención de datos comienza con el primer contacto de la enfermera con el paciente, pero esto es una acción continua, puesto que hay que recoger todos los cambios referidos al paciente durante el proceso de enfermería.
 En el momento de reunir los datos se llevan a cabo tres técnicas.
En primer lugar tenemos la entrevista, en la cual la enfermera se comunica con el paciente explorando los pensamientos, experiencias y percepciones del individuo. Dicha entrevista debe influir de forma natural, creando una situación y un ambiente cómodo con los que obtendremos datos subjetivos, es decir, son aquellos que no se miden, sino que se adquieren a partir de las respuestas o actuaciones del paciente y de otras personas.
Dentro de la recogida de datos continuamos con la observación, aquí la enfermera utiliza los sentidos para obtenerlos, como por ejemplo el olor y la vista ante una herida. Mientras que la entrevista tiene lugar está sucediendo la observación por parte de la enfermera, la cual identifica indicios verbales y no verbales que le pueden ser útiles para la valoración.
Como ultima técnica se encontraría la exploración física, que debe ser lógica y organizada. Según las preferencias del profesional ésta se puede hacer siguiendo un examen de cabeza a pies y otros prefieren la exploración sistema por sistema, donde en ambos se emplea la inspección, palpación, percusión y auscultación de forma que en este caso los datos recogidos son objetivos, es decir, a través de mediciones (temperatura corporal elevada) o por los sentidos (palpar u oler).
No obstante la enfermera puede adquirir información adicional a partir de otros miembros del equipo que hayan tratado con el paciente ya, como sería el caso del médico, psicólogo…
 En conclusión podemos determinar que la valoración a de hacerse siempre y cuando las condiciones la permitan (estado de ánimo del paciente, tiempo suficiente, dolor…) para acercarnos lo máximo posible a la realidad y realizar una buena valoración para poder registrarla  de forma organizada evitando confusiones en el historial del paciente y así poder continuar  con el diagnóstico, planificación y evaluación.


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